sábado, 31 de diciembre de 2011

Mariposa azul.

Cloc, cloc, cloc.

Resuenan sus zapatos en el frío asfalto, y le miran con ojos muy abiertos los gatos desde debajo de los coches.

Atrás quedan los besos vacíos, las risas de miel, los abrazos de aire. Atrás quedan instantes robados, días marchitos, el año perdido.

¿Y no dicen que en esta noche puede pasar cualquier cosa? Sí, eso dicen.

Guarda bien las manitas dentro de su abrigo recien planchado y esconde la barbilla en la bufanda de colorines. Mientras va corriendo, y resuenan sus zapatitos en el asfalto. Porque en esta noche en la que puede pasar cualquier cosa, una chica como ella, que nunca ha encajado del todo en un sitio como éste, deja atrás todos esos besos vacíos y esos abrazos largos de aire, esas miradas tristes, esos arpegios de hielo, esa soledad incomprensible.

Y ya ve cómo bailan las mariposas ahora que despunta el crepúsculo. Ya bailan y se preparan para llevarse consigo a la niña. Porque en esta noche en la que puede pasar cualquier cosa, ella que deja tanto atrás, incluso un poquito de pena por irse de este mundo que jamás la comprendió y al que le hubiera gustado al menos una pizca entender, sin conocer otro ser capaz de ver esas mariposas que revolotean alrededor de los enamorados cuando se besan, esa luz que irradian los niños que de verdad son buenos, y las Julietas olvidadas por los Romeos de poca monta, ese soniquete y la felicidad que sólo producen los gatos y todas esas cosas que a nadie le importan.



Dieciochomil mariposas revolotean ahora, y se expande su alma entre la multitud de corazones valientes, buscando a aquellos que de verdad creen, ya no sólo en la magia, ya no sólo en sí mismos, sino en la vida entera. Y así siempre está y nunca está del todo, y así siempre vive y cada día muere un poco, y así mariposa, es eterna como el viento, como el aire. Es eterna como el amor.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Narcisismo.

Lo prometí. Prometí que te querría. Pero ya no te lo prometo más.

Mis promesas se tiñeron con el mismo veneno del que se impregnaban tus falacias. Arrancaste hasta la última pluma de las alas que un día coronaron mi inocencia, llevando con sus raíces todo rastro de bondad y sembrando un reguero de miseria y soledad.
Y ahora vuelves, edulcorando versos para otras, satirizando estrofas, tatuando amaneceres en otras camas.
Paseando tus delirios, filosofando dogmas que nunca creíste, arañando tópicos que en mí jamás viste.
Y yo, condenada a contemplar este sucio espejo, añorando retazos de tiempo que sólo ocurrieron en mi mente, contando defectos al estoico rostro que me devuelve la mirada indiferente desde el otro lado, que aprieta los labios mientras intenta desentumecer su alma.



Tú, convertido en un Lord Henry anacrónico, me enseñaste a adorar la belleza. Me enseñaste a creer en ella. Para después escupirme a la cara que eso ya no era lo más importante. Que ya no me servía de nada ser bella.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Otra vez ese maldito té.

Bailan escalofríos en las vértebras de su espalda mientras mueve y remueve la cuchara dentro de su té. Se está esforzando en vivir deprisa. Tanto que casi no tiene tiempo de pararse a pensar en si lo está disfrutando o no. Sólo ahora tiene que esperar. Esperar mientras reposa el té en la taza mellada. Y junta mucho las piernas para no caer en el abismo.

Y cuando por fin saca la cuchara verde y posa cuidadosamente sus labios en la taza rota, se da la razón a sí misma en eso de que las lágrimas son un buen acompañamiento para el té verde.
''¿Por qué lloras?'', le preguntan. Y no sabe qué contestar. ¿Realmente tiene que hacerlo? La mirada inquisidora parece exigir respuesta. ''Porque se acaba el año'', improvisa. ''Pero no seas boba, si empieza otro igual'', sentencia la voz inquisidora como si hablara con una niña. Y en parte -o en todo- lo hace. ''Exacto, otro igual''. Amigo, nos acercamos al trasfondo, ¿eh? ''¿Y qué pasa que este, ha sido un mal año para ti?'' ''No...'' Y el tono inquisidor empieza a enumerar todo lo bueno que ha pasado. Todo lo que ha conseguido, como si debiera haberlo hecho. Como si hubiese sido su obligación, su propósito. Y vuelve a beber sin siquiera molestarse en enjugarse las lágrimas. Porque hay cosas que es mejor dejar pasar. Y esperar. Esperar por mucho que el ritmo de vida que tanto gusta de ser frenético no cuaje del todo con la idea.



''¿Todavía no te has acabado el té?, ¿es que tanta lágrima no te deja saborearlo?''. Y calla, calla una vez más para no caer, para no discutir, para... ¿para qué?

martes, 27 de diciembre de 2011

...tears to shed...

Ya está otra vez. Otra vez con ese gesto tan estúpido, haciendo muecas patéticas para evitar que se suiciden sus lágrimas. No sabe hacer otra cosa. Sólo sabe vomitar lágrimas y vomitar textos que se aprende de memoria. Y cada vez ambas cosas se le dan peor.

Y sigue temblando, y no sé por qué siente un absurdo cosquilleo en el interior de sus dedos, mientras vuelve a arrugar el gesto en un intento apabullante de recoger los diamantes suicidas que resbalan por su inepto rostro.

¿Y qué has hecho esta vez que no haces nada nunca bien, querida? Y qué haces que no aprendes cuando te conviene, y qué haces ahora cayéndote al suelo como un castillo andrajoso de naipes, cielo. Y qué haces ahora. Y qué coño haces ahora que no puedes ni levantarte del suelo por lo mucho que pesan los delirios de tu cabeza.



Y mira lo que has hecho, boba. Has inundado el suelo.

domingo, 25 de diciembre de 2011

...like Jack and Sally...

Lo recordé, lo recordé todo.

Me inventé que te hablabla y que te echaba en cara todo lo que no hiciste, que te absolví de todas esas promesas que nunca cumpliste. Me tatué en la nariz el rastro que dejaste, el rastro de aire y susurros que volvió a hacer zozobrar mis piernas. Pero solo fue eso, amor. Sólo conseguiste hacer temblar mis piernas. En otro tiempo hubieras conseguido poner el mundo boca abajo con solo una nota de tu risa.

Recordé, recordé todo lo abstracto, recordé lo irrecordable, recordé lo nimio. Recordé que lo importante no era recordarte. Recordé que no recordaba nada y me aburrí definitivamente de perder de esa forma tan estúpida el tiempo.



Y lo mejor, lo mejor después de la risa satírica, los acosadores treintañeros y los futbolines descascarillados, fue que no me sentí pequeña, no me sentí pequeña y mis zapatos eran planos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Tu connais l´endroit?

¿Dónde está?, ¿dónde están?, ¿dónde estás?...

¿Dónde está aquello que me prometiste, dónde estás tú, dónde están todos esos sueños perdidos?
Dónde estoy yo, dónde están mis recuerdos, dónde está mi alma. Dónde está la luz, dónde está la vida, dónde se esconden los duendes, dónde está la nieve, la lluvia, el amor.
Dónde está tu risa, tus ojos, los libros del diecinueve y dónde están los bancos de madera.
Dónde están los besos aletargados, los abrazos de hielo, los labios de frío.
Mi cordura, mis ganas de soledad, los augurios de un buen futuro.
Dónde está ese tiempo pasado que según dicen fue mejor, esas lágrimas de purpurina, esas odas a la hermosura por ser bella y al arte por ser efímero. Dónde está ese corazón de madera, esas uñas de gato, esas mejillas rojas, esas caídas de párpados.
Dónde duermen las mariposas suicidas que se balanceaban en mi estómago, dónde saltan las palomitas de colores, dónde maullan los tigres, dónde matan los besos de antimonio y menta.




No sé dónde está, no sé dónde están, no sé dónde estás. No sé si quieres que te encuentre ni si merece la pena intentarlo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Smokey eyes.

He llegado a la indiscutible conclusión de que no eres real. Que eres uno de esos espectros que imagino por las noches, de esos que se enrollan en mis sábanas y prenden imperdibles en mi almohada. Como los que me susurran al oído y me recitan poesía vacua...
Hay ciertos aspectos que me inducen a pensar que esa teoría tiene fallos, lagunas azules como las de tus pupilas. Pero mis metonimias no alcanzan a plasmarte sólo por un contenido.

Tal vez tus ojos azules nacieron de algún desvarío, son un híbrido entre alcohol y soledad. Puede que tus pestañas sean las ramas perdidas de algún olmo extinguido que un poeta anónimo quiso plasmar en un cuadro de Monet, con esos colores tan suyos teñidos en tu ropa extraña. Puede que Portugal esté en tu nombre o en tu sangre, o que yo lo imaginase para sentirte más cerca.
Tal vez tu voz no sea solo el susurro del viento, tal vez tu sonrisa no sea sólo un espejismo del macabro destino.


A lo mejor, si fueses fruto de mi deshauciada mente, tendría cura este pseudo efecto Pigmalión, pero hay dos cosas que me hacen pensar que existes realmente:




Creo que alguien más te ha visto y no nos engañemos, yo jamás hubiese sido capaz de crear algo tan bello.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Once upon...

Huele en casa a quiche, a frío y a páginas de libro de algún escritor decimonónico.
Duermen las mariposas suicidas soñando con su muerte y con besos plagados de toxinas.

Huele a invierno y a café con mucha espuma, a labios impregandos de ella y a sangre mezclada con tinta.
A colapso neuronal, a necrosis cardiaca, a lágrimas con sabor a té. Huele a hielo y soledad, a máscaras de carnaval hastiadas, a rotos que no son suficientes para tanto descosido.

Y ella en medio del murmullo agónico de la tetera a punto de explotar y del polvo que se suicida desde sus manos al escribir después de tanto tiempo, vacía sus últimas gotas en la taza de porcelana mellada. Porque en casa huele a muchas cosas...



Pero de tu olor a letras y a antagonía no queda ni rastro.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Pray for your sins...

Vaga por los rincones de una Praga virulenta y oscura, sin pensar en qué puede salir a su encuentro, pues sea lo que sea se entregará a ello.
No importa cómo sea, no importa lo que sea, no importa lo mal que lo interprete. Si le tiende los brazos, será suya. Si le susurra al oído, será suya. Con un sucio beso, será suya. Si le promete un billete al cielo, será suya. Si le habla de Holanda y sus confines será suya.

Y se congela su alma de frío y pena por los oscuros puentes donde rondan los enamorados, y se pudre de asco su corazón hastiado y descolorido, y se entumecen sus manos y su sonrisa ante la sensación de vacío que cala sus huesos.

Huyendo de la soledad, se entregó a ella. Huyendo de unas palabras vacuas se entregó a sus miedos. Se convirtió en sus temores, se tejió sus propias trampas. Resonando augurios crueles en su mente desamueblada se hizo caer a sí misma una y otra vez.

Se deshizo de lo bueno que quedaba en ella, se marchitó a sí misma en brazos tatuados, en camas vacías, en sábanas sucias. Se perforó el cuerpo cuanto pudo, leyó todo aquello que jamás pudo soportar. Se corrompió entre opio y perfume barato.



Y sobre todo, creyó que lo hacía para huir del destino. Pero no hizo más que buscarlo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Heavy Metal Lover.

I can be your girl...
...but would you love me if I ruled the world?
Esbozar cada línea imaginaria en la geografía que dibuja tu ropa cinco tallas más grande. Y dejar volar al lápiz sobre los pliegues que se presentan tan lejanos y detenerse en el blanco de la sudadera que resalta la frialdad de la piel.

Trazar las dos curvas de tu nariz, esa que se impone con una elegancia incomprensible, perfectamente ubicada, en el meridiano de tu rostro; dos centímetros por encima de tus labios, que sobresalen tiernamente del perfil impecable. Y ya de por sí bellos en un estado de abandono, cuando se curvan en la sonrisa falaz que deja al descubierto tus dientes, sólo puedo apartar la mirada y fotografiar en mi memoria el instante. Y tan solo de cerca jugar a decorarlo con todos tus lunares, uno por cada historia.

Y mientras dejo el vicio de buscar el color de tu azul en mi paleta opaca de colores translúcidos voy buscándome a otro, que no sea tan perfecto, que cubra el estúpido amor petrarquista al que me entregué en un estado de desvarió anacrónico, al que no le importen los agujeros del alma ni las colchas raídas...



Y que quiera acompañarme al cine en una puta tarde de lluvia a ver una película de robots.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nowhere.

Ya sólo podía correr. Correr hasta llegar lejos, de la lluvia de la calle y de la lluvia de su alma.
Olvidó qué era una caricia, olvidó qué era un beso. Lo perdió todo entre aspiraciones baldías y egocentrismos subversivos.

Ya no había él. Ya no había ella. Jamás habría otro músico en una esquina, otro filósofo divagando sobre una mesa de billar. Nunca más habría otro poeta enfrascado en un vodka, ni un príncipe acechando en recovecos.

Me gustaría decir que encontró algo, que encontró a alguien, que se encontró a sí misma corriendo bajo la lluvia. Pero no lo hizo. ¿Conoces esa sensación en la que corres rumbo a Ningunaparte, pero que necesitas seguir corriendo? Eso hacía ella. Correr, sin rumbo, sin ganas, sin destino, sin suerte, con miedo.



Da igual a dónde corras si vas a Ningunaparte, da igual lo rápido que vayas, el tiempo que tardes. Estarás igual de perdido, como ella, que aún sigue corriendo bajo la lluvia, tal vez si no espera nada logrará ser feliz...
Tal vez algún día pueda contar que encontró algo, que encontró a alguien, que se encontró a sí misma.

sábado, 29 de octubre de 2011

Hielo.

Apareció al cambio de mirada. Entre el rey y la reina. Tardé unas décimas de segundo en ubicarme, pero al cabo de un momento fue indudable que estaba ahí. Innegable. Con el gesto ensimismado, escondiendo su grandeza, ocultando su hermosura.
Habló una lengua extraña con el rey, su padre le dijo algo que jamás comprenderé, que no sé si volveré a escuchar.
Y cuando volvió a mi mente su cuento, su arpa, sus anillos de calaveras, sus ojos azules... y volví a perderlo en el laberinto con olor a té y especias mientras caía en la cuenta de que después de este reencuentro, de observar en su rostro que tal vez le sonaba mi cara, podía ser la última vez que lo viera...

Lo volví a ver en otro golpe de esquina, en otro jirón de tiempo, en otra parte del laberinto, y después lo perdí... quién sabe si para siempre.



Lo que más me entristece es que no llegué a ver de cerca sus ojos azules. Los primeros en los que naufragué...


Primera parte aquí.

domingo, 9 de octubre de 2011

Sólo dejé Pulp Fiction.

Busqué una forma de arañarla. De acabar con toda aquella hipocresía mimética...

Escupí su vanidad y banalicé todos sus cuentos. Pisoteé todas sus frases y me reí de su estoicismo de burdel disfrazado de convento. Y allí donde los cigarrillos cantaban y las vírgenes lloraban, pateé, pateé con todas mis fuerzas la belleza que escondía su cara.

Desfiguré con artimañas la vieja curva de su rostro y aplasté con ganas a aquel caracol trastornado que tuvo la suerte de cruzarse en mi camino. Quemé todos sus libros excepto uno, plagado de erratas. Y de su lista de películas, sólo dejé Pulp Fiction, para que pudiese darle un ataque al corazón al menos tres veces al día.

Insulté a su vecina y di una patada a su gato.

Y cuando creía haberle hecho bastante daño, cuando el cloroformo y la glicerina me parecieron innecesarios, rompí el espejo para que no pudiera verse,

verme...


vernos.





Lo peor de todo fue que no me sentí mal al hacerlo. Esperaba al menos una punzada o dos.

viernes, 23 de septiembre de 2011

I'm gonna drink my tears tonight.

Nos quisimos. De eso estoy completamente segura.
La única pega es que no lo hicimos a la vez.

Todo aquel pseudo amor reprimido se estampó en la coraza cuando la añoranza decidió quedarse a vivir conmigo. Monopolizó el olvido las sonrisas y atormentó el ayer con sus imposibles. Fue aquella absurda melancolía la que me llamó estúpida ocho millones de veces, y tan sólo la efímera alegría que acompaña la hora del té empaña brevemente la soledad okupa en mi vida.

Y tú, allí, tan solo... a nueve mil kilómetros de toda civilización, en tu universo distópico, en el jardín de tu memoria, en la risa de los pájaros y en el trinar del viento. En el pasado de mi vida y en el futuro de otra gente. En aquel cajón de sastre y atrapado por mi mente.

Arañado en una entrada de blog. Añorado en todos los minutos impares. Decidiendo no dejar cerrar lo que no hubo de ser abierto.

Obcecado en que la estupidez no tiene límites, y yo corroboro que la mía desde luego no.




I'm gonna drink my tears tonight. I'm gonna drink my tears & cry...

domingo, 18 de septiembre de 2011

C´est la vie?

Si es cierto aquello que Shakespeare imaginó, si realmente la vida es un escenario y nosotros somos sus patéticos actores, opino que es totalmente necesario distinguir entre los distintos tipos que podríamos encontrar...

Estarían los que dicen ser buenos actores. Aquellos que alegan un control absoluto de todo lo que acontece mientras escupen parrafadas y deliran verborrea con una sobrada grandilocuencia ensayada frente a un espejo y se convencen de que el resto se traga su insulsa ficción, sus exacerbadas declaraciones de amor y sus trágicas despedidas. Luchan por convertirse en el personaje que inventaron aunque se pierdan a sí mismos en el intento, buscando quimeras y amores imposibles porque no son más que cobardes...

Allí, sentados al borde y con los pies colgando del escenario están los magníficos comediantes cuyo pánico escénico les impidió actuar y los relegó al puesto de criticar a todos los demás sin hacer nada de provecho. Ellos son una vez más, los que alimentan su hedonismo con chutes de resignación y asco por lo que los rodea, sin querer cambiar nada de su asquerosa burbuja porque lo malo conocido, por muy corrompido que esté siempre será mejor que lo bueno por conocer.

Más allá están aquellos que aseguran no pintar nada, que admiran a los elocuentes y que se tragan sus guiones de amor. Abandonando su obra para invertir en drama y desesperación al verse solos cuando los primeros se cansan de ser quienes no son.




Arlequines que sufren de grandeza e intentan dirigir a todo aquel que circula a su alrededor. Aquellos que roban líneas al prójimo; esos que siempre soñaron con el papel de otro, los que tienen complejo de tramoyistas. Pobres que jamás imaginarán tal cosa y algunos que se levantan angustiados porque en el estoico escenario de su mente no hay sitio para todos.
Colombinas que se escriben su propio papel y Pierrots que ya se han cansado de la Luna.

Y allí al fondo un omnipresente espectador, que anónimamente dirige la obra, y que cuando se cansa de nosotros, cuando se aburre de nuestra sobreactuación nos despide y nos deja sin líneas y sin tiempo...

lunes, 12 de septiembre de 2011

As if the world wasn´t ending...

Abrázame. Fuerte, muy fuerte. Como si el mundo no se estuviera acabando.

La oscuridad envuelve la lúgubre estancia y con tu sóla presencia, que inunda por completo mis fosas nasales, casi consigo olvidar dónde estoy. Aún distingo la vainilla entre tus rizos ocres que ahora no veo. Saben a fresa tus poros y a despedida los besos.

La culpa es tan solo un rastro olvidado que un pequeño perro barrió con su hocico en una película para niños como nosotros. Abrázame y hazme olvidar. Hazme olvidar mi estupidez y mi ignorancia, mis errores pasados, y te diría futuros si no fuera porque casi no tengo tiempo para cometer más.
Hazme creer que alguna vez le importé a alguien, que no muero solo.
Bésame, bésame a oscuras y hazme imaginar que estoy en cualquier otro sitio. Contigo a dos mil millones de kilómetros. En una duna de otro planeta, en un siglo distinto, en un universo inventado por nosotros. Como te prometí.
Quiéreme, quiéreme ahora que no lo merezco y dime todo aquello que se dice en las películas. Perdóname por no llevarte a París, por no besarte en cualquier esquina de Venecia y por no subir todas las cuestas de Lisboa contigo en mi espalda. Perdóname por regalarte sólo lo que no me puedo llevar.



Abrázame, abrázame y no me sueltes. Cuando mañana me lleven cógeme de la mano y dame un último beso. Y luego vete, como si el mundo no se hubiese acabado para mí y con toda la conciencia de que el tuyo sigue intacto.



Come and live this night with me as if the world wasn´t ending...

viernes, 9 de septiembre de 2011

Russian swing.

El eco ensordecedor de los aplausos queda ahogado por todos mis recuerdos.
Me centro en el ya conocido ruido que produce el balanceo de las cuerdas y se me despeina la sonrisa con el aire que me da de lleno y me alborota el pelo. Los focos me ciegan, sólo alcanzo a ver a lo lejos su figura, haciendo sus acrobacias con absoluta precisón.

Al llegar mi turno, deslizo el peso hacia atrás y me cuelgo por la parte posterior de las rodillas, y me encanta la sensación de la sangre que se me sube a la cabeza. El cosquilleo en el estómago, al verme a tantos metros del suelo me produce casi la misma sensación que cuando él me acaricia. Es exactamente lo mismo. El vértigo que me invade subitamente al pensar en el vacío que se extiende a lo lejos. En el futuro incierto, las noches a solas con la luna...

Casi tropiezo al incorporarme, se oye a lo lejos un murmullo general, pero incomprensiblemente la impresión de falta de apoyo, de soledad ahí arriba me resulta agradablemente familiar.

Llega el momento de saltar a sus brazos. De dejar que me salve una vez más. De quedarse quieta mientras todas las barreras de protección se desarman ante mis ojos. Se cruzan los columpios, y dejo pasar la ocasión del salto. El péndulo regresa y sus ojos me miran preocupados al ver mi rostro poco convencido.



Observo el suelo. Miro sus ojos por última vez desde este ángulo tan extraño. Y salto, ignorando sus manos y abrazando el vacío para poder dejar de una maldita vez de caer.

jueves, 1 de septiembre de 2011

The shadow in the background of the morgue.

La euforia que embriagaba mi alma aquella noche y la llenaba de gozo al mismo tiempo la destruía por completo. Toda la Insquisición hubiera podido recaer sobre mí de haber sabido lo que estaba aconteciendo en mi humilde morada. Pero cuando estuviera terminada, desafiando los límites de la vida y la muerte, mi ángel, mi preciado ser, máquina perfecta de relojería... Nadie lo descubriría, ¡jamás!

Cierto es, que el viaje hasta la morgue fue bastante desagradable, por eso procuré que mi estancia allí transcurriera en el lapso de tiempo más corto posible. Opté por seleccionar dos piezas, bastante recientes, la una era rubia, la muerte aún no había hecho mella en la belleza de su rostro. Era bella, no tanto como mi Elizabeth, pero por algo había que empezar... La segunda era morena, pero muy a mi pesar, en ella sí había estragos de su horrible final.

Mas nada más importa ahora que ya estamos aquí, en la última fase de mi genial trabajo. Después de meses perdido entre engranajes y tuercas, mi amada Elizabeth volverá a la vida, de un modo más brillante que antes y mucho más duradero.

No soy un vanidoso, jamás lo he sido, pero admirar la tersa piel que recubre el ser, fruto de mi creación, al que ilusos e imbéciles denominarían como autómata, sin saber que ese término queda a años luz de mi criatura adorada, me produce una gran satisfacción, a la vez que un profundo horror.


Dios mío. ¿Qué he hecho?

miércoles, 31 de agosto de 2011

C´était une vieille dame...

Ella me miraba, como si no me hubiese visto nunca.
Intenté imaginar un millón de sonrisas por cada surco en su rostro. Su mirada no cesaba, no era una inspección, no le importaba cómo fuera vestida ni mi apariencia, tan solo me miraba. Y yo no podía hacer más que sonreír, intentando jugar a ser la actriz que nunca fui.
El recuerdo de la última vez que nos habíamos visto se agolpó en mi mente, cómo ésta había aferrado mis muñecas como si temiese que fuera a desvanecerme. ¿Hace cuánto fue ya eso?

La estantería de su habitación estaba vacía, tan solo un frasco de cristal, que no sé si sigue guardando colonia destacaba. Entonces me escupió la soledad. Recorrió mi espinazo con el doble de fuerza que la noche anterior, cuando abandonándome a mí misma en un banco pasada la medianoche me obligué a quitarme la chaqueta para sentir algo más a parte de pena.

Recuerdo que me pregunté qué sentiría la mujer que no paraba de mirarme si yo estallaba en lágrimas sin preámbulo, allí mismo. Algo me llamó egoísta en mi cabeza, fue todo un alivio.

Y mientras volvía a casa de noche, una vez más, estreché con más fuerza el libro que llevaba entre mis brazos, odiándome por sentir aprecio por todo aquello que jamás podrá devolvérmelo.




Jamás supe que la abuela tenía los ojos azules. Y si alguna vez lo supe, lo había olvidado.

Entrada nº 100 de 2011<3

jueves, 18 de agosto de 2011

Bloody Mary.

I won´t cry for you, see, when you´re gone I´ll still be bloody Mary.

No me mires así. Sé que nunca me has visto bailar de esta forma.... Ignora la sangre que cubre mi cuerpo y miéntete pensando que es purpurina, para que no pueda colarme en tus pesadillas.
Sí, soy yo, y no te lo repito, imbécil.

Me deslizo entre los cuerpos sin vida que yacen bajo mis pies en una danza onírica, más relativa a una pesadilla que a otra cosa. Ahora me pareces tan pequeño, mirándome desde ahí temblando de pies a cabeza. No voy a llorar por ti... nunca más. Nunca formé parte de tu juego porque simplemente jamás creíste que conmigo pudieras jugar. Ahora eres tú la mosca en mi red, y yo soy la viuda negra que te va a devorar. Pero primero vas a sufrir, que Dios te perdone antes de que te encuentren y no te reconozcan.

La música sigue latiendo y el color ha abandonado todo tu rostro, mientras yo sigo sonriendo. Has vivido sin saber lo que era el miedo, viéndolo reflejado en pieles ajenas, y vas a morir mirándolo a la cara. Lo último que oirás serás la melodía discordante que inunda este antro y la risa más psicótica que nadie haya escuchado jamás.



Baila conmigo por última vez, Judas. Si es que el terror te permite moverte. Baila conmigo mientras cierras los ojos e ignoras el dolor.


miércoles, 17 de agosto de 2011

I (don´t) need a hero.

Ella era fuerte, más de lo que todos pensaban, incluso él.
Se envolvía con una fragilidad extraña, un gusto por lo delicado, con la manicura perfectamente arreglada y el arco de las cejas esquisitamente trazado. Por gusto, más que nada. Nunca hizo falta que fingiera que era débil, tampoco que fingiera lo contrario.

¿Por qué intentó siempre adaptarse a la situación? Jugar a ser la damisela en apuros, la señorita de tobillos flojos, con las manos en la boca a la hora de reírse, como hacen allá en Japón. ¿Por qué en otro momento cambiaba lo marcado? Se volvía impertinente, contestaba a cualquiera y escupía bofetadas con palabras. Buscaba hacer daño con una mirada y los labios fruncidos, contemplaba con altanería y buscaba encontrarse a sí misma en su reflejo.

¿Por qué intentó siempre gustar? Parecer algo que no era, entretenerse con la simulación, teatralizar y sobreactuar.

Quisiera ser quien te salve para que tú pudieras salvarme después. A quién pudieras recoger cuando tropiece con mis botas de bruja piruja sabiendo que no hay pilar más fuerte al que te puedas aferrar. Y cuando te envuelva la soledad y te de miedo lo absurdo cantaremos canciones estúpidas como en los campamentos, y cuando la oscuridad sea lo que más te atraiga, me pondré unos leggins de vinilo e iremos a algún garito de mala muerte...
Te prometo que jamás seré tu musa, no intentaré caerles bien a tus amigos y si tu madre me habla mal no querré volver a verla.





Pero yo no puedo ser siempre Lois Lane, yo también quiero ser Superman.

martes, 16 de agosto de 2011

The bucket list.

-¿Sabías que los egipcios tenían una bonita concepción de la muerte? Al llegar sus almas a la puerta del cielo le hacían dos preguntas; de sus respuestas dependían que pudieran entrar o no.

-Estoy intrigado, ¿cuáles eran?

-¿Has encontrado la felicidad en tu vida?



>>¿Has proporcionado felicidad a otros?

sábado, 13 de agosto de 2011

La historia de mi vida.

Siempre en la búsqueda del instante perfecto, el lapso de tiempo único y preciso en el que es necesario llevar la acción a cabo, porque sientes que así debe ser. Estar en el momento y lugar oportunos, totalmente cohesionado con el espacio y el tiempo...

Así era él. Pasó su infancia sin salir a jugar, porque nunca era la hora correcta, el día idóneo para jugar con la pelota, el mejor momento para sacar las canicas...
Nunca llegó a graduarse: un gato negro se cruzó en su camino el día de su examen final y se dio media vuelta.
A ella nadie le pidió matrimonio. El viernes 13 no era el mejor día para pedírselo, y el sábado 14 cerró para siempre los ojos.

Era escritor, no porque escribiera, claro. Profetizó novelas, romances, dramas y liras que llegarían cuando fuera el momento de escribirlos.




Llegó a buscarle un 22 de enero. Le encontró en su escritorio, delante de un cuaderno y con una pluma en la mano, escribió sus últimas palabras.

A la mañana siguiente encontraron el cuaderno, la primera página estaba presidida por una frase escrita con letra apresurada: ''La historia de mi vida''.
El resto estaba en blanco.

viernes, 12 de agosto de 2011

El vals de las mariposas.

-¿Quieres bailar conmigo?

Y como el recuerdo de dieciocho mil sonrisas, tropecientos millones de caídas de párpados y billones de estupideces dichas, pensadas y sentidas se balancean en mi estómago las mariposas suicidas con ganas de bailar el vals desacompasado que interpreta la orquesta de la verbena fúnebre. Se mecen en sus sogas, con los ojos cosidos y una falaz sonrisa, cual espectro humillado llevan a cabo un patético paripé al verse bailando la melodía discordante que va inundando cada galería por la que circula mi sangre.

Incluso mis piernas se contagian de la danza nauseabunda y tiemblan descaradamente burlándose de la última brizna de cordura que se agarraba con fuerza a mi cabello, se envenena mi sonrisa con el tóxico polvo feérico y después, como una exhalación, estoy fuera de lugar.

La convulsión se vuelve tan insoportable en mi estómago que sólo se me ocurre vomitar mentiras y escupir lágrimas, esgrimiendo una nostalgia mutilada que se ríe de mí.






-Bailaré contigo, pero eso no implica que vaya a hacerlo bien.

viernes, 5 de agosto de 2011

Infinite.

La infinidad se presenta demasiado corta a través de tu espalda.

El reflejo del sol ciega mis ojos, y me escudo en las barricadas que extiende tu cuerpo. Refugiándome por un momento de todo cuanto pasa a nuestro alrededor. El mundo sigue siendo mundo, pero para mí se ha cerrado en torno al yin y el yang que dibujamos en la hierba. Por un segundo no es un recuerdo, nada lo es. Es el instante que se está viviendo, simple y llanamente. Es tu sonrisa y mi risa pseudo psicótica de fondo, que empieza a brotar por nada, pero que no cesa. Es la paz que se refleja en tus ojos, es la piel suave que no paro de acariciar, son tus dedos navegando en mi espalda, la línea discontínua que dibujan tus lunares y mi pelo cayendo libre en un intento suicida de oscurecer mi visión, pero tus manos no se lo permiten.

Es esa dulzura que se te escapa, que brota torpemente por mucho que la vez para tu cama se agote tan deprisa. La tranquilidad que se mezcla con suspiros, el anhelo de congelar la imagen de la luz que se proyecta sobre ti, desdeñado al instante por la magia del momento. La salvación que siempre llega cuando estoy al borde del precipicio. La historia que todos ven pero que juega a que nunca cuaja.




Es una lengua de colorines, pero unos labios que jamás se acercan.
Y un corazón, que tiene miedo de que estos lo hagan y de que no. Pero que dejando a un lado el miedo, se muere de ganas.

miércoles, 3 de agosto de 2011

martes, 2 de agosto de 2011

Six choses impossibles avant le petit-déjeuner.

Soy capaz de creerme seis cosas imposibles antes del desayuno.

Soy capaz de creer que vendrás a despertarme con un beso, como a la bella durmiente. Que mi gato saltará sobre mi tripa para que le acaricie. Que mi zumo de mora me hará encoger, pero que el bizcocho de chocolate conseguirá que crezca. Que vaya a sonar mi canción favorita en la radio y que pongan Big Fish en la tele...

Pero no puedo dejar que me hagas creer que no soy capaz de lograr lo que quiera.



Lo siento, mamá, soy capaz de creerme seis cosas imposibles antes del desayuno. Pero lo que tú me pides va más allá de mis límites.
Si he de arrepentirme será después de haberlo hecho.

lunes, 1 de agosto de 2011

Brokenpromiseland.

Y aquí estamos. Dejando atrás la Tierradelaspromesasrotas, con una funda de guitarra rajada y un montón de cartas sin escribir.
Con tu sonrisa aún insertada en mi memoria, mientras voy caminando en el mismo sentido que los coches por el asfalto humeante. Casi consigo notar la asfixia de mis botas por su suela abrasada.

No hay vuelta atrás, ni siquiera me molestaré en girar la cabeza. Como a Adán y Eva, a mí también me han expulsado del paraíso. Se cerró la puerta que escondía todos tus dientes y no se volverá a abrir. Se veía venir, pero no quise mirar.

Sigo andando, y sigo pensando, me sujeto el sombrero y me ajusto las Ray Ban, estoy demasiado lejos de casa, si es que ahora queda algún sitio para mí. Mi hogar eras tú. Tu vientre el espacio preferido de mi cabeza para reposar y tus labios el lugar donde calmar toda mi sed. Te fuiste, borrón y cuenta nueva, olvidando todas las promesas que me hiciste. Sola no podía quedarme allí. A ti poco te importó, ¿verdad?

Ya da igual, he tenido cuatrocientas millas para olvidarte, y aún no lo he conseguido. Maldita sea, ¿con qué tinta esbozaste tus recuerdos? Ahora no se borra, y nuestro tatuaje secreto tampoco. Te odio tanto. Y lo peor es que no sé dónde te has metido. Te esfumaste antes que yo, y en esta carretera solo hay partículas de polvo y soledad. No se te ve por ninguna parte. ¿Ahora qué hago? Seguir andando es mi única opción, tal vez llegue a alguna parte.

Sí, eso haré. Entraré con mis botas de punta metálica al primer café de carretera que encuentre, y ahora seré yo misma. Un yo inventado por mí, sólo por mí. Que no escuche consejos de belleza ni órdenes encubiertas sobre el gusto del carácter de la única persona a la que escuchas.

Y si por casualidad estás allí, me quitaré las gafas, pero dejaré el sombrero. Te sonreiré y te diré:


''¿Nos hemos visto antes?''

Antes de que cualquiera se ofrezca a llevarme en su coche para que no tenga que seguir andando por esta estúpida carretera que se aleja de la Tierradelaspromesasrotas.

domingo, 31 de julio de 2011

Delirios fugaces.

-¿Crees en los deseos de las estrellas fugaces?

-Pues no mucho, hace dos años que pedí algo y aún no se ha cumplido.

-Tal vez no lo deseaste con fuerza.

-En aquel momento sí, ya no.

-Y dime, si pudieras pedir algo ahora, ¿qué dirías?





-Que fueras real y no un producto más de mi imaginación frustrada.

miércoles, 27 de julio de 2011

Bienvenidos al Cabaret del Vicio.

-Hacía tanto tiempo que no escuchaba esa canción que ya no la recordaba.-Y después de un largo silencio, añadió.-Estaba prohibida, ¿no?.

-Algo así he oído, pero ya sabe, aquí solemos ir a lo nuestro: piernas largas y faldas cortas.

-Y una pistola en la liga, claro.

-Por supuesto. Qué gracia, si no.

-¿Cómo hacéis para subsistir? Londres se pudre ahí fuera y aquí es como si la promiscuidad fuera plato único.

-Y lo es, amigo. Pero aquí y en todas partes.-sentenció con una sonrisa envenenada.

-¿Y cómo lo hacen?, quiero decir, son los rebeldes, eliminan a las fuerzas del orden sin que nadie sospeche nada...

-Oiga, agente. No quiera saber de más. Esto está plagado de camaradas suyos, agentes de desorden. Pero..., creo que salta a la vista, señor, y usted es un hombre inteligente, que la miseria abarca por igual a ricos, ratas y putas. Tómese otra copa, dése una vuelta, conozca a las chicas, si gusta.

>>Vuelva cuando quiera al Cabaret del Vicio, pero no se vaya con esa cara... ¡Siempre puede ser la última vez que pise este bendito lugar!


Cuentan que en Broadway hay una luz rota por cada corazón...
Y aquí en Londres, las bombillas ya no lucen. Solamente hay un sitio para los renegados...



Pasen y esperen, los ideales enmascarados aún no han acabado su copa.



Basado en el bucólico Cabaret del Vicio del grandísimo Alan Moore.

martes, 26 de julio de 2011

Delirios hilvanados.

¿Alguna vez has concebido la estúpida idea de que tu mente es tan inteligente como para crear un mundo lleno de imágenes nocturnas, y además ser capaz de que sientas todo aquello que estás soñando? Qué iluso.

Ella teje tus sueños, o cualquiera de sus congéneres.
Ella es una de las esclavas de un dios olvidado, condenada a tejer millones de tapices oníricos hasta saldar su deuda.
Cada día coge un hilo de aquí, otro de allá. Saca de su botella de cristal un pensamiento, de la cajita dorada una sensación, un escalofrío; y lo trenza con la bovina que le apetece, según su humor. Borda retazos de imágenes, lugares perdidos, frases olvidadas. Varía cada día en su rutina de confección, y una vez que ha acabado de coser, corta el hilo que sobra con sus tijeras de plata.
Ella no puede soñar, es parte de su castigo. Pero sí puede existir dentro de un sueño.

Un atardecer, cuando ceñía consternada los hilos que le faltaban, un cabello azabache fue a fundirse con su hilo de bordar negro.

Esa noche, Álex soñó con ella.



Tenía el pelo negro y los ojos grises. Cosía infatigablemente con la ayuda de utensilios pasados de moda. Se repetía en aquel sueño de forma subliminal: sentada en un banco, asomada a una ventana.
Se miraron, se vieron.


Ocho millones de sueños después, quedó libre.

Treinta años más tarde, seguía pensando en los ojos grises.

Eligió regresar.

Una cabezadita en un banco no hace daño a nadie...

... y menos cuando los limbos intertemporales se estrechan con semejante ímpetu.





Se despertó. Los ojos grises.

miércoles, 13 de julio de 2011

There's no time to fly for dead butterflies.

Tic

Tiempo.
De eso me falta.
Suspiro.
Me sobran tantos...
Tiempo.
Se escapa,
se atrinchera en tu espalda
y no vuelve a salir.
Tiempo.
¿Qué es eso?
¿Para qué demonios sirve?
Nos sobra.
Vayamos a China.
Mejor a París.

Tac

Entonces volamos.
Como una mariposa.
Lejos.
Cerca.
A diez centímetros de tu espalda como mucho.
¿Y como poco?
Escala directa a tus labios.
Perfecto.
Me parece bien.
¿No íbamos a volar?
Como una mariposa,
preciosa,
que se posa
y reposa.
¿Y a dónde va?
A París.

lunes, 11 de julio de 2011

Seize.

Hoy hace dieciséis años desde que respiré por primera vez.
Nunca fui una musa. Jamás me rodeó un aura de misterio embriagador ni fue la sutileza mi punto fuerte. Mis ojos no son pozos instigadores ni la curva de mi pecho un lugar de reflexión. Tal vez mis caderas ocupen dos veces la cintura de alguna reconocida de interés turístico popular y puede que con mi estatura me pierdas fácilmente entre la multitud, aunque con mi risa escandalosa me encontrarías en seguida...

Con la gracia que me hace todo, no te enfades si me río, es contigo, no de ti..

Hoy hace dieciséis años desde que respiré por primera vez... No puedo ofrecerte gran cosa, ya lo sabes... de todas formas muchas gracias por estar a mi lado: cuando lo merezco y cuando no, cuando escribo patrañas o cuando las grito. Cuando soy yo y cuando me da miedo serlo...

Muchas gracias por quererme, o por no hacerlo, y por dejar que yo también lo haga.


(: Felicidades.

sábado, 9 de julio de 2011

Miedo a lo absurdo.

Y de repente sintió miedo. Miedo a lo absurdo, miedo a lo imposible.
Ya casi se había acostumbrado a olvidar cosas de golpe, y a no recordarlas tan pronto o a no hacerlo nunca. Cosas tontas, cosas necias.

Pero esto era distinto. Porque olvidar su olor, olvidar cómo olía, no recordar el tacto de su piel ni de su pelo, olvidar el timbre de su voz, la temperatura de su cuerpo, ser incapaz de encontrar el tono de sus ojos en una estúpida paleta de colores...


>>¿No era eso lo que querías?, ¿olvidar?


Será como una vieja melodía en la memoria. Algún día despertará y recordará todo lo que merezca la pena ser recordado...

viernes, 8 de julio de 2011

Libertad.

Libertad se divierte soltando los pájaros enjaulados de sus vecinas y después viéndolos volar. Se escribe poemas a sí misma, porque se cansó de esperar a que alguien lo hicera. Siempre se recoge el pelo con horquillas y se sale al pintarse la raya del ojo.
Libertad nunca llega tarde, porque nadie la espera. Libertad vive sola, toma el café con mucho azucar y se envuelve como una crisálida en una manta de ganchillo que le hizo su abuela.

Libertad ríe o llora, Libertad calla o grita, Libertad ama mucho o no ama nada.

A veces Libertad no puede dormir y se lee cuentos en voz alta hasta que se queda dormida. También mira al cielo, cuando está atardeciendo, y sólo se acuerda del pasado, jamás del futuro.
Libertad quiso ser profesora, pero lo dejó porque le parecía que los niños ya sabían demasiado como para decirles que todo lo creían era mentira.



Libertad se encerró a sí misma.

Y sólo Libertad tiene la llave.

jueves, 7 de julio de 2011

Delirios temerarios.

Quiero besarte. Hace mucho tiempo que quiero hacerlo. Quiero saber qué se siente. Están tan cerca esos labios perfectamente proporcionados que me entra vértigo, menos mal que ya estoy en el suelo. No son absurdamente finos, tampoco demasiado gruesos, son casi perfectos. Digo casi porque hace tiempo que mandé a la perfección a freír esparragos.
Quiero morderte. Y al pensar eso es cuando empiezo a reírme. Y pongo los dedos sobre mi boca dejando que las notas se escapen entre los huecos que dejo con ese gesto tan tonto y que tengo tan calado.
¿He dicho ya que quiero besarte? Y me topo con los dos pozos de miel fresca, y me vuelve a entrar la risa, y te sostengo la mirada, divertida, porque a mí todo me hace gracia, y no sé si sabes lo que estoy pensando...



Quiero besarte, pero aún estoy negociando con la parte que me dice si debo o no. Porque no me gustaría dejar de reír contigo.

miércoles, 6 de julio de 2011

Feliz no cumpleaños.

Medianoche. Llega a su casa. Se quita la blusa y la falda tan corta como su ánimo.
Ni siquiera se molesta en desprenderse del sujetador de salir, se deshace de los pendientes que cuelgan tanto como su rostro y se mete en la cama sin limpiarse el rimmel ni los labios rojos.




Esta noche la soledad pesa demasiado. Esta noche echa de menos a Marco Didio Falco...


...y algo más.

martes, 5 de julio de 2011

Delirios entomológicos.

-Hablas de volar, pero te imaginas siendo un águila: libre, vivo, dueño de sí mismo, no un sucio mosquito. ¿Verdad? ¿Y qué coño importa, entonces? Si los dos vuelan, si ambos tienen alas. Ah, ¿ves? No me mires así, nena. Esto es la vida real y tendrás que hacer lo que se te pide, ¿me oyes?

>>Deja de escribir patrañas, chica. Madura, escribe cosas serias. No te pago para que escribas esta bazofia de adolescente. Esto es algo serio, así que o te adaptas o coges la puerta, ¿ha quedado clarito?

- Lo dejo, dejo esta basura y a ti. Hablo de volar, sí. Y aquí da igual, mosquito o águila, si estamos enjaulados del mismo modo. Mis patrañas son mías, si no las quieres suéltalas, que me las llevo.

>>No quiero nada de alguien que vendió sus sueños por cuatro perras.


Cogió sus cosas y salió sin decir nada. Tenía prisa: sus sueños le esperaban en casa, con Marcos desquiciado y la cocina chamuscada.

jueves, 30 de junio de 2011

I´m a replica of me.

Hacía ya tanto tiempo que la bruja se pudría en aquella torre edificada para el culto a sí misma que había olvidado el motivo del mismo.

De espaldas a aquel espejo mil veces roto, giraba su viejo rostro para contemplar en el reflejo de su espalda el par de burdas cicatrices donde antaño se erigían esas alas increíbles amputadas por la lucidez perversa.
Y alzando la mirada fue a encontrarse con esos dos cristales carmesíes, asimétricos a su manera, último vestigio de su anterior persona, incorruptos todavía, que resignados ignoraban con un estoicismo sorprendente el maquillaje cuarteado y la sombra de ojos que se extendía sobre sus viejos párpados como una capa de mugre en la madera ajada.

Recordó esa filosofía de cordel, que se empeñó en creerse cuando la indulgencia, la inocencia y la humildad reinaban cual tríada despótica en su cielo, mucho antes de que el horizonte se volviera negro y el peso de la virtud intacta y las miradas indulgentes se tornara insoportable.
Esa filosofía que defendía la absurda idea de que cualquier persona que se hubiera sentido amada alguna vez no sería capaz de desear mal alguno a otras dos que se quisieran, una estúpida idea que envolvió sus fracasos con una bondad impertérrita que terminó por pudrirse como ella misma.

Sonrió, con la sonrisa gastada de quien se ríe de sí mismo cincuenta años más joven, ahora que conoce el epitafio de sus anhelos juveniles; y aunque avergonzada del curso que habían seguido sus decisiones egocéntricas, que un día explotaron cuando se acabó el miedo que infundía a los aduladores que la rodeaban, solamente le seguía doliendo una mirada. Y era la mirada que el día fatal en el que perdió lo que nunca tuvo no devolvió más que reproche a los carmesíes suplicantes.


Hacía ya demasiado tiempo que la bruja se pudría en aquella torre edificada para el culto a sí misma, tanto tiempo que había olvidado la belleza del rumor de las olas y el sabor del mar, que a falta de saliva bañaban igualmente sus labios.


Pensó en el pasado, en la gloria perdida, en los ojos que reprochaban y luego en nada.

Empty shell inside of me, I´m not myself, I´m a replica of me.

miércoles, 29 de junio de 2011

Mélange.

Como una idea descabellada más, sucumbió al impulso de juntar varios retazos perdidos, algunas frases mal escritas que el dolor de cabeza se olvidó de continuar, y juntarlas en una entrada sin sentido, pero sintetizada con el estado anímico que se contorsiona de vez en cuando como una montaña rusa; en plan recopilatorio barato, como hacen las viejas glorias cuando ya no saben qué inventar, con cuatro conjunciones entre medias para coser retales de fieltro...

Recordaba aquella vez que pareció tan sencillo sucumbir al caos, no como ahora que se había burocratizado y había que pedir cita para dejarse caer... Ese olor a noches de verano, sueños de jardín y besos que no llegan que se quedaba pegado como el perfume de señora...
Y entre tanto revuelo, dos mil príncipes imaginarios entre las sábanas tatuadas de lágrimas y sonetos con lápiz de ojos que se empeñaban en colapsar sus ideas escupiendo esa historia tras la que se escudaba para regalar todos sus textos, todas sus poesías, todos sus suspiros a aquel duende imaginario que una vez le prometieron y al que esperaba dando golpecitos con la punta de los zapatos en el suelo, para ver si no se demoraba entre setas alucinógenas ni volutas de humo.
Ese duende, que es a la vez todos aquellos a los que una vez ha escrito, todos aquellos a los que escribirá en algún momento, algún personaje de alguna novela genial, un ente metafórico que cubra como sábana vieja cualquier entresijo de sus anhelos secretos, esos que esperan para arder con el alcohol de su sangre.



Y una vez agitados los párpados, después del dulce descanso, una sonrisa onírica infundiendo algo de esperanza blandía con orgullo sus alas de mariposa suicida con ganas de vivir.

Y vaya si lo haría.

domingo, 26 de junio de 2011

Behind blue eyes.

Porque, ¿sabes? No sé nada de él. Sólo su nombre, y ni siquiera estoy segura de sus apellidos. Sé de qué color tiene el pelo pero no podría decirte el tono, y tiene los ojos azules aunque me gustaría verlos más de cerca para poder decir si son mar o cielo. Fuma rubios, no sé de qué marca, y también, no sé con qué frecuencia, sustancias de escasa legalidad, el caso es que sólo la cortina de humo que desprenden sus labios podría llegar a crear algo tan hermoso como mi recuerdo de hace dos noches en la puerta de un hotel.
Puede que sea otro Príncipe de Hielo, con ojos infinitos, o un capullo integral -opción más votada, por cierto- que sabe que es hermoso y que los demás también lo sabemos. Me hace gracia eso de chica buena y chico malo. ¿No oyes mi risa? Aún no he oído la suya, pero sí he visto la sonrisa de lado que tan injustamente roba la de cualquiera.

Y no te lo vas a creer, pero tiene las manos bonitas y lleva gafas de vez en cuando y bueno, quien juega con fuego se quema, pero si se tiene el mar al lado será como una hoguera de San Juan, de la que se puede salir corriendo y bañarse a orillas del cielo, detrás de esos ojos azules, mecida por la voz ocho notas por debajo de la mía y mareada de tantas vueltas en mi cabeza.



¿Puedo pedir que al año que viene te toque en mi clase? Es que me da miedo que te creas lo que dicen de mí los aburridos con los que te juntas, que no ven más allá de su propia estupidez. A ver si tus ojos azules no resultan ser un fraude, y consiguen ver más allá de lo que han conseguido ver ellos.

Tampoco es mucho pedir, ¿no?

miércoles, 15 de junio de 2011

Quoi d´autre?

Y casi tan rápido como se consume un cigarro, se evaporó con la niebla vespertina.



Tan pequeña, tan absurda... que la falta de lógica sucumbió a las leyes de la gravedad.
Tanta presión en las nubes efímeras del idealismo que se explotaron como una pompa de jabón.
Tanto derroche de personalidad guardada en un cajón que la risa no atrevía a hacerse partícipe por miedo a un balazo de realismo perverso.

Tanto vacío, que el eco del silencio podía escuchar los gritos afónicos de la nada.

Y es que el amor es eso, Berta. Si se idealiza, se pudre.

lunes, 13 de junio de 2011

Il avait les yeux d´opale.

Se encontraba en el mismo pupitre de siempre, primera fila, con las piernas entrecruzadas intentando recordar las parte que le faltaba de tatuar en el papel de aquel análisis inconcluso.
Jugaba a tamborilear con la parte de atrás del bolígrafo al ritmo resonante de una canción de los Beatles en su memoria mientras revisaba mentalmente todos los puntos ya tratados en el texto para ver si con un poco de suerte conseguía recordar de qué color eran sus ojos.

¿Marrones? No, no podía decirse que fueran marrones. Encuadrar aquellas pupilas en un cristal otoñal sería faltar al refulgir de inteligencia del Murano anacrónico atrapado en una novela de principios del siglo XX.

¿Rojos? Tampoco eran fuego vivo los destellos radiantes de la pasada juventud, ni verdes los rayos del apaciguamiento tímido que revela la memoria condicionada como la lejana magdalena de un Proust mal ubicado.

-Venga, dámelo ya.

-De ópalo.

-¿Qué?

-Eran de ópalo.



Rió, no sé si sabiendo que aquellos ojos de ópalo eran los suyos.

domingo, 12 de junio de 2011

Je rêvais que tu étais un rêve.

Se despertó con la absoluta certeza de haber tenido el sueño más hermoso de su vida. Y aún refulgían en su mente los ojos azules dueños de aquellos besos que se resistían a fundirse con la almohada y a quedarse prendados en sus costuras cuando se levantó y empezó a vestirse.
Seguía los mismos pasos calcados que le guiaba su cabeza, mecánicamente, sin preocuparse demasiado por si la camiseta estaba del revés o del derecho.
Así fue como salió de casa, con un olor inventado grabado en el cerebro y el sabor de unos labios falaces impregnado en la boca. Como saludó con la voz vacía a todos con los que se cruzaba y como buscaba entre la multitud de pupilas que se arremolinaban en la entrada unos cristales azules que descolocaran un poco más su enajenación.

Pasó toda la mañana naufragando en su realidad onírica, pensando en el sabor a felicidad que desprendía su ensoñación, el toque de plenitud, y la fragancia a besos frescos. La visión del chico de ojos azules se fue convirtiendo en un delirio, en una ofuscación que le oprimía el pecho y le nublaba las pocas ideas que no habían pasado a ser subordinadas de la celosa subconsciente.

Se levantó de repente, en medio de una multitud que la miró indignada, mientras ella resolvía que debía volver a caer en la redes de Morfeo para encontrarse con el sujeto que se había vuelto un egocéntrico de su memoria. Pero mientras corría de vuelta a la que parecía su casa empezó a oír su propio nombre en los ecos de su cabeza, que la llamaban y que la arrastraban a no sabía dónde...



- Bonjour, mademoiselle. À quoi rêvais-tu?

- Soñaba que eras un sueño.

martes, 7 de junio de 2011

Delirios expiatorios.

-¿Qué tal?

-¿Qué quieres oír?
>>Tenemos la versión edulcorada, la de la máscara de gato con labios rojos. Incluye varias sonrisas falsas al día e incluso algún toque de ironía de vez en cuando. La otra opción -mucho más barata, todo hay que decirlo- es la de las lloreras a oscuras, el tembleque de piernas y los abrazos rotos. Ha bajado un poco lo que incluía así que se suprimen las ráfagas de esperanza y el vislumbrar algo de cielo sin nubes. Tu verás.



No te aburriré con mis cosas, sé que tú tienes las tuyas. Si no quieres saber lo que pasa no preguntes. No sé si está vez seré capaz de perder para verte sonreír.

Por si acaso, no lo intentes.

lunes, 6 de junio de 2011

Vuelve.

Y cuando ya estaba a punto de dar por perdido el día y a un paso de sucumbir al placer mortuorio de la rutina planificada a la desesperada en un vano intento de no dejar huecos libres al pensamiento irrefrenable del olvido mal curado, llegaba con su sonrisa de plata el Poeta sin versos, a dejarla con cuatro líneas y dos puntos suspensivos en el limbo de la esperanza alcanzable.



Y sumado a todo esto, había de decir que consiguió arreglar el lápiz de ojos que ya no sabía hacer líneas rectas con el que escribió esto.

domingo, 5 de junio de 2011

C´est le reflet que renvoie l´âme humaine...

-Mira, ¿ves a esa chica de ahí?

-Sí.

-Yo diría que está un poco triste aunque sonría mientras hablo, y me parece que no se quiere lo suficiente. ¿Ves sus ojos marrones casi rojos con esta luz? Dicen más de lo que piensa y, ¿notas su dedo índice de estudiante en la mano derecha? Se exige demasiado, se lo han dicho muchas veces.

Mírala bien, yo creo que no es objetiva y no sé si la imagen que tiene de sí misma es acertada, de todas formas tampoco me parece que tenga motivos para quejarse. ¿O sí? ¿A ti qué te parece?
Está riendo, nadie se ha fijado nunca en las pequeñas arrugas que le salen cuando lo hace, consiguen que sonría yo también.



>>De todas formas, prefiero mirarte de frente, el espejo te da la vuelta y el lunar te queda mejor en el lado izquierdo. No me mires así, sabes que eres preciosa.

viernes, 3 de junio de 2011

Estoicismo frustrado.

-¿Por qué lloras?

-Porque esto es lo único que tengo y me lo están quitando.



-¿Lloras porque te lo están quitando o porque es lo único que tienes?

martes, 31 de mayo de 2011

Complicando que es gerundio.

Su subconsciente perfilaba imágenes de sí misma llevando acabo una ingesta masiva de cualquier tipo de sustancia dulce que acallara por instantes los rugidos de los nervios despotricando, tanto en su cabeza como en sus arterias.
Y es que era cuestión de complicarse la existencia, levantándose cada día con un tono insalubre y volviéndose hipocondriaca con pseudo dolores cerebrales, sorbiendo poco a poco la soledad para después acusarse de sobredosis de la misma con ráfagas simultáneas de llantinas y lloreras de nostalgia estúpida y completamente fuera de lugar mezclada con la incapacidad para aprenderse los apuntes escritos con letra aplastada y para respirar cuando no hay pausas en un texto.

Creo que los recuerdos se agolpan en mi mente debido a la incapacidad para crear nuevos que puedan reemplazarlos en la lista de momentos felices más próximos al ayer de mañana y es que ni los discursos de la profe de lengua bastan para desconvencerme de que haga lo que haga no será suficiente.

Ya no sé si soy tonta por naturaleza o es que entreno para ello.

Un aplauso, si es que el temblor de pulso me permite darlo.

Encima no termina de venir el buen tiempo.

viernes, 27 de mayo de 2011

Opertura 1812.

Sentada mientras contempla su reflejo cansado y termina de atusarse sus estrambóticos cabellos, se coloca las horquillas de rigor. Guarda el aparato insuflador que tan poco le gusta usar pero que utiliza porque no quiere que al levantarse parezca que su cabeza ha sido manipulada por un esperpéntico imitador de Eduardo Manostijeras y de repente se sobresalta al escuchar un tronar molesto fuera. Cierra el armario. Otro estallido. Mete los pies en la bañera, abre la ventana que está justo encima y se asoma apoyándose en el alféizar.

Podían haber sido los truenos de una guerra revolucionaria, que se hubiera levantado a fuerza de disgustos, liderada por un coronel Aureliano Buendía anacrónico, que estuviera tan fuera de sitio como sus pensamientos flotantes...
Pero no es más que pólvora de colores que explota en el aire y ensucia el cielo con una escala cromática de tono insalubre. El estruendo retumba más allá del colegio que preside su calle y se le presentan como la contestación a las bayonetas que refulgen en el cielo descolorido. El aire no trae más que las nubes extinguidas después de tanto esfuerzo inútil en un vano intento de crear algo bello.


Se siente un poco Evey Hammond... ¿Por qué no volar el Parlamento?