lunes, 21 de marzo de 2011

Tenía la mala costumbre de olvidar.

Tenía la mala costumbre de olvidar.
Olvidaba lo mucho que le echaba de menos y dónde había puesto los calcetines a rayas. Olvidaba sus penas en botellas de aire y olvidaba la edad de sus padres. Se olvidaba del mundo y se olvidaba de la monotonía. Se olvidaba de que tenía una camiseta que no se ponía en el fondo del cajón y se olvidaba de la abuela.

Tenía la mala costumbre de olvidar bien cogida. Le gustaba olvidar, como hacen los peces, así era todo más divertido, distinto. Su filosofía era sencilla, si lo olvidaba es que no era muy importante.



Pero llegó un momento en el que se olvidó de olvidar, y la teoría no funcionó más.

3 comentarios:

Venga, no te vayas así. Delira un poco :)