martes, 17 de octubre de 2017

Golden light

I got dark only to shine.
Looking for the golden light,
oh, it's a reasonable sacrifice.
Burn, burn, burn bright.

Marina and the diamonds - Numb

La hora dorada se deslizaba entre las cortinas de su ventana. Todo era luz en su cuarto, todo brillaba, sobre todo su piel. La luz de media tarde era dorada, como el otoño incipiente que aún reñía con el verano perezoso. Ella levantó la vista mientras hablaban, decidiendo qué ropa escoger. La invitó a ponerse una blusa de satén negro, una de sus favoritas. Incluso escogió el sujetador que mejor le sentaría con aquella blusa puesta.

La miró desnudarse. Deshacerse de su ropa, empezar a colocarse el sujetador escogido y no pudo terminar de vestirse. Porque ella la miraba, desafiante, coqueta; jugando a brillar. Y la luz que todo lo envolvía hizo que su piel blanca y rosácea la cegase, como si la habitación fuera a empezar a arder de un momento a otro.

No tuvo más remedio que acortar la distancia entre las dos, cogerla entre sus brazos, levantarla del suelo, sentarse en el borde de su cama y colocarla a horcajadas sobre su regazo. No pudo hacer otra cosa que besar y morder la piel brillante que desbordaba ante sus ojos, acariciar su espalda con una mano, agarrar con firmeza su cuerpo con la otra y, acto seguido, sin soltarla del todo, dejar que sus dedos vagasen, ciegos de tanta luz, a tientas, hacia el centro de sus piernas.




Buscando, entrando, sumergiéndose en los rincones más oscuros de su cuerpo para buscar la fuente de toda aquella luz.