domingo, 5 de febrero de 2012

Gasolina.

El silencio me ha despertado a gritos en esta oscura habitación. La Luna se cuela por los resquicios de las persianas rotas y me invita a aprovechar su luz. Es por eso que he decidido escribirte. Hablarte y contarte esta extraña sensación que invade todo mi cuerpo y que mi mente considera que es mi alma corrompiéndose por dentro.

Este aparentemente absurdo desasosiego ha sido a causa de un sueño. Un sueño horrible, que me ha hecho desgarrarme la garganta sin articular palabra. Y es que mi sueño tiene que ver contigo... Te lo contaré.
>>La lascivia se apoderaba de mis entrañas... y estabas tan cerca... Estaban tan cerca tus lunares de mis labios... no me malinterpretes, cualquier sueño como ese contigo sería perfecto... pero no eras tú. Era tu rostro pero no eras tú. Era una especia de antagonía extraña, no eran oscuros tus cabellos sino rubios y tu sonrisa era una mueca... pero yo no podía parar...

Después, no sé cómo, ni por qué, ardía. Ardía yo entre terribles sufrimientos. Se quemaban mi cuerpo y mi alma por haberte traicionado. Lamían las llamas mi cuerpo para purificar mi conciencia y salvar mi espíritu.




Ha sido un sueño horrible, como has podido comprobar.


Y volvió a apoyar su cabeza en la almohada, haciendo temblar el cabello rubio que se movió dejando paso a los lunares de un rostro mezquino.
Con una sensación incontenible de gasolina en las venas y una chispa fatal ardiendo en el aire.

4 comentarios:

Venga, no te vayas así. Delira un poco :)