domingo, 20 de noviembre de 2011

Pray for your sins...

Vaga por los rincones de una Praga virulenta y oscura, sin pensar en qué puede salir a su encuentro, pues sea lo que sea se entregará a ello.
No importa cómo sea, no importa lo que sea, no importa lo mal que lo interprete. Si le tiende los brazos, será suya. Si le susurra al oído, será suya. Con un sucio beso, será suya. Si le promete un billete al cielo, será suya. Si le habla de Holanda y sus confines será suya.

Y se congela su alma de frío y pena por los oscuros puentes donde rondan los enamorados, y se pudre de asco su corazón hastiado y descolorido, y se entumecen sus manos y su sonrisa ante la sensación de vacío que cala sus huesos.

Huyendo de la soledad, se entregó a ella. Huyendo de unas palabras vacuas se entregó a sus miedos. Se convirtió en sus temores, se tejió sus propias trampas. Resonando augurios crueles en su mente desamueblada se hizo caer a sí misma una y otra vez.

Se deshizo de lo bueno que quedaba en ella, se marchitó a sí misma en brazos tatuados, en camas vacías, en sábanas sucias. Se perforó el cuerpo cuanto pudo, leyó todo aquello que jamás pudo soportar. Se corrompió entre opio y perfume barato.



Y sobre todo, creyó que lo hacía para huir del destino. Pero no hizo más que buscarlo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Heavy Metal Lover.

I can be your girl...
...but would you love me if I ruled the world?
Esbozar cada línea imaginaria en la geografía que dibuja tu ropa cinco tallas más grande. Y dejar volar al lápiz sobre los pliegues que se presentan tan lejanos y detenerse en el blanco de la sudadera que resalta la frialdad de la piel.

Trazar las dos curvas de tu nariz, esa que se impone con una elegancia incomprensible, perfectamente ubicada, en el meridiano de tu rostro; dos centímetros por encima de tus labios, que sobresalen tiernamente del perfil impecable. Y ya de por sí bellos en un estado de abandono, cuando se curvan en la sonrisa falaz que deja al descubierto tus dientes, sólo puedo apartar la mirada y fotografiar en mi memoria el instante. Y tan solo de cerca jugar a decorarlo con todos tus lunares, uno por cada historia.

Y mientras dejo el vicio de buscar el color de tu azul en mi paleta opaca de colores translúcidos voy buscándome a otro, que no sea tan perfecto, que cubra el estúpido amor petrarquista al que me entregué en un estado de desvarió anacrónico, al que no le importen los agujeros del alma ni las colchas raídas...



Y que quiera acompañarme al cine en una puta tarde de lluvia a ver una película de robots.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nowhere.

Ya sólo podía correr. Correr hasta llegar lejos, de la lluvia de la calle y de la lluvia de su alma.
Olvidó qué era una caricia, olvidó qué era un beso. Lo perdió todo entre aspiraciones baldías y egocentrismos subversivos.

Ya no había él. Ya no había ella. Jamás habría otro músico en una esquina, otro filósofo divagando sobre una mesa de billar. Nunca más habría otro poeta enfrascado en un vodka, ni un príncipe acechando en recovecos.

Me gustaría decir que encontró algo, que encontró a alguien, que se encontró a sí misma corriendo bajo la lluvia. Pero no lo hizo. ¿Conoces esa sensación en la que corres rumbo a Ningunaparte, pero que necesitas seguir corriendo? Eso hacía ella. Correr, sin rumbo, sin ganas, sin destino, sin suerte, con miedo.



Da igual a dónde corras si vas a Ningunaparte, da igual lo rápido que vayas, el tiempo que tardes. Estarás igual de perdido, como ella, que aún sigue corriendo bajo la lluvia, tal vez si no espera nada logrará ser feliz...
Tal vez algún día pueda contar que encontró algo, que encontró a alguien, que se encontró a sí misma.