viernes, 5 de agosto de 2011

Infinite.

La infinidad se presenta demasiado corta a través de tu espalda.

El reflejo del sol ciega mis ojos, y me escudo en las barricadas que extiende tu cuerpo. Refugiándome por un momento de todo cuanto pasa a nuestro alrededor. El mundo sigue siendo mundo, pero para mí se ha cerrado en torno al yin y el yang que dibujamos en la hierba. Por un segundo no es un recuerdo, nada lo es. Es el instante que se está viviendo, simple y llanamente. Es tu sonrisa y mi risa pseudo psicótica de fondo, que empieza a brotar por nada, pero que no cesa. Es la paz que se refleja en tus ojos, es la piel suave que no paro de acariciar, son tus dedos navegando en mi espalda, la línea discontínua que dibujan tus lunares y mi pelo cayendo libre en un intento suicida de oscurecer mi visión, pero tus manos no se lo permiten.

Es esa dulzura que se te escapa, que brota torpemente por mucho que la vez para tu cama se agote tan deprisa. La tranquilidad que se mezcla con suspiros, el anhelo de congelar la imagen de la luz que se proyecta sobre ti, desdeñado al instante por la magia del momento. La salvación que siempre llega cuando estoy al borde del precipicio. La historia que todos ven pero que juega a que nunca cuaja.




Es una lengua de colorines, pero unos labios que jamás se acercan.
Y un corazón, que tiene miedo de que estos lo hagan y de que no. Pero que dejando a un lado el miedo, se muere de ganas.

2 comentarios:

  1. Juas... increíble, en serio!! Es estremecedor, con solo cerrar los ojos lo siento todo, no hace falta hacer ningún tipo de esfuerzo con la imaginación. Me encanta... tiene un montón de ritmo, no sé... jaja

    Sigue así!!!

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Venga, no te vayas así. Delira un poco :)