domingo, 2 de mayo de 2021

Let's get out of this town, baby, we are on fire

Every now and then, the stars align
Girl and girl meet by the great design
Could it be that you and me are the lucky ones? 

 Lucky Ones, Lana del Rey


Siento que mi realidad está dividida. Me asola de una parte un dolor punzante. Una nube de tormenta que no se aleja, un runrún en los oídos que no cesa. Y, por otra, me recorre una alegría silenciosa, una esperanza contenida, un fuego que crepita en mi pecho. Pequeño, pero intenso, constante. Que se aviva si te acercas demasiado. Que se extiende por mi cuerpo cuando clavas en mí tu mirada, cuando me rozas, cuando me abrazas, cuando distingo tu olor de entre el resto.

Creo mucho en este fuego que está siempre aquí conmigo. Ya lo encendiste otras veces. Pero nunca ha tenido este aspecto antes. Creo en este fuego porque solo puede ser sincero. Creo en este fuego porque hace tiempo que debería haber confiado en todas las pistas que llevaban a ti, que eres quien hace que despierte. Porque si sigo el instinto de mi cuerpo, si sigo el impulso de ese llama, solo puedo pensar en extinguir el espacio entre nosotras, en hundir mis dedos en tu pelo y acercarte a mí para que sientas conmigo todo ese calor que irradio si estás cerca. Solo puedo pensar en que tu lengua vuelva a bailar dentro de mi boca, en que tus brazos me envuelvan, busquen acercarme más y más a ti, apretar tu cuerpo contra el mío y sentirte cada vez más cerca.

Sé que tienes miedo porque una vez tú también tenías un fuego. Y yo quise que ardiéramos y después quise soplar las cenizas, y echarle agua, y enterrarlo y olvidarme de que alguna vez existió. Pero se me hace imposible, porque este fuego empieza desde que te miro a los ojos, y se envalentona cuando oye cómo suspiras si estoy cerca, si acerco mi boca a tu cuello.

Tengo una tormenta al acecho. A veces oigo los truenos, veo los relámpagos a lo lejos. Así que guardo este fuego en mi pecho, lo acuno, lo abrazo, le hablo de ti. Nos hemos imaginado mil millones de futuros en los que estamos juntas, como algo nos ha susurrado que debería ser.

Pero no podemos prever el futuro. Ni saber si los astros se alinearán. Si las nubes descargarán y después nos dejarán un cielo limpio, la paz sosegada de después de la tormenta. La hierba empapada, el ambiente revuelto, denso, pero limpio. Listo para seguir con su ciclo. No sabemos si tu fuego aún late en tu pecho. Si no está cansado, triste, azul. Si hay una posibilidad de volver a reavivar tu fuego con el mío. De prenderlo con las llamas que laten en mi pecho. De que sople y se encienda del todo.




Así que yo acuno el mío, lo guardo, lo abrazo, te espero. Por si acaso algún día tú también quieres arder conmigo.

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