lunes, 10 de febrero de 2014

Pájaros

...quiere ser golondrina, quiere ser mariposa...

Volar. Cómo no mirar al cielo y soñar con ser un pájaro, con llegar a cualquier parte tan solo abriendo las alas. Revolotear entre los sueños que agita la poesía y hacer cosquillas a tus poros con las plumas. Construir un nido. Salir volando cada vez que lo necesitemos.
Siempre creí que ser pájaro era la huida. Que las golondrinas de Bécquer se fueron a ser felices, dejándonos solos aquí, añorando ser pájaro sin poder jamás serlo; como una cadena perpetua con brazos por cadenas, en lugar de alas.

Siempre pensé en una casa con una jaula abierta colgada del techo. Y pájaros de cartulina negra volando en mi pared.
Sigo creyendo en la libertad y sigo odiando las jaulas. Me deshago en lágrimas cuando me siento entre barrotes y me deshago en estruendos cuando me despeina el viento. Sigo creyendo en la libertad y contigo he aprendido una nueva forma de ser libre.

Cómo no quererte si me vuelves pájaro. Si tienes ojos de cielo y yo vivo en las nubes desde que me miras. Cómo no reír si vuelo cuando me rozas, si revoloteo entre sueños cada vez que me robas el beso de la comisura que nace cada vez que sonríes. Cómo no ser golondrina cuando me envuelves y me acaricias las alas por la noche, cuando me apartas el pelo y yo me cuelgo de los rizos que caen sobre tu frente.


¿Por qué conformarse con mirar el atardecer si puedes salir volando hacia el sol que muere.
Creo que voy a dejar de pedirte que te cases conmigo y voy a inventar otra pregunta. ¿Quieres ser pájaro y que volemos juntas?

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