when this love is over?
No era una promesa. Era una partícula de tiempo suspendida en el aire. Era un verano que me había asfixiado tan fuerte que llegué a pensar que jamás sería capaz de volver a respirar.
Llegaste un domingo, te acercaste por detrás y sonreíste cuando me giré. Llegaste mi día menos favorito de la semana y me enseñaste otra forma de medir el tiempo en la cara oscura y brillante de Madrid, una noche como cualquier otra de un agosto que duró un suspiro.
No eras una promesa. Eras -eres- solo eso: la imagen que proyectaba la luz de colores en aquel bar de galaxias de neones sobre tus pestañas infinitas. Sé que es típico, pero, ¿de qué color son tus ojos? No importó cuando los cerraste para besarme en aquel bar que ahora solo existe en un espacio paralelo donde siempre son las dos de la mañana. Es posible que, al mirarte, pensara en enredarme en tu pelo largo entre las sábanas. Tal vez lo hice y nunca lo pensé. Hay cosas que solo existen en la frontera del insomnio. En la hora de la risa, las 3:30, el limbo; en las noches apuradas hasta el final, con los gemidos contenidos y tu pelo desmedido ondeando en mi cama.
No había una promesa. Ni un interrogante. En realidad no había ningún misterio. Éramos dos desconocidas, igual de perdidas, igual de locas, igual de solas. Dos almas dando tumbos por una ciudad que se resistía a apagarse; sin sueño, con sed, con ganas de no dormir, sin nada que perder.
No traías una promesa y eso era lo mejor de todo. A veces vienes, otras no estás, pero no faltas. Ahora duermes en mi cama, quizás mañana vuelvas. No sé si te he dado el último beso esta mañana. Quizás te lo has dejado en mi almohada. Tal vez vuelvas, tal vez no llegues. ¿Crees que volveremos a hacer el amor en un campo de girasoles?, ¿a llenarnos de polvo en medio de un camino a ninguna parte?, ¿a mordernos la boca y la mirada? Tal vez pierda algún tren más por ti. O no. Realmente no importa. Tranquila, te guardaré el secreto: no diré a nadie que me preparaste aquel desayuno.
Eres solo una sorpresa. Voy a disfrutarte.
Oh, will wonders ever cease?
Blessed be the mystery of love -
Sufjan Stevens