viernes, 31 de diciembre de 2010

Té rojo y capuccino.

Gracias :) Muchísimas gracias. Esta tarde ha sido maravillosa.
Inefable.
Las palabras pasan de venir a socorrerme, y por una vez me da exactamente igual.
Me quedo con el recuerdo y la esperanza de que haya muchas más tardes así este año que viene.

Nunca un libro fue tan buena excusa...

La última entrada del año, la mejor de todas.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Miedo y asco.

Odio ver los telediarios. Aún así, los veo todos los días.

Muerte. Destrucción. Pobreza. Traición. Odio. Matanzas. Abusos. Hambre. Sudor. Pederastia. Lágrimas. Terrorismo. Delincuencia. Guerras. Masacre. Violaciones. Miedo. Secuestros. Vencidos. Corrupción. Agresiones. Ignorancia. Vicio. Dolor. Robos. Enfermedad. Obsesión. Abandono. Horror. Y un largo etcétera.

Mark Twain dijo que el hombre es un experimento; que el tiempo demostraría si valía la pena.

¿La respuesta es obvia no?



Odio ver los telediarios, y nunca me ha gustado bajar la persiana.

Después de esto solo tengo ganas de apagar la televisión y bajar la persiana, dar la espalda al mundo, que cada vez me da más...

Miedo y asco.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Delirios existenciales vol. II

¿Recuerdas que me preguntaba si alguna vez había pasado por tu mente?

Olvidé decir que tú no sales de la mía.

Ya no sé si echarte o darte la bienvenida.

¿Cómo lo has hecho?

viernes, 24 de diciembre de 2010

Delirios existenciales.

Y no hace más que darme vueltas en la mente. Y he intentado formular la pregunta de mil maneras distintas, buscando una forma algo más poética... y no me sale.

¿Has pensado en mí alguna vez?


Lo dudo.



Feliz entrada número ochenta.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Castillos en el aire

¿Lo has sentido alguna vez?

Es como una explosión en el pecho, una explosión pequeña, y después, el corazón te late deprisa, muy deprisa. Como si quisiera escapar, salir corriendo.

Y empiezas a construir castillos en el aire. No tienen ni pies ni cabeza. Lo sabes. Te da igual.

Coges un pincel, pintas tus alas en el aire. Se vuelven tangibles. Son para llegar a tu castillo. No sabes si él te espera.

Tal vez solo sean ilusiones. No dejo de oir todo el rato: 'No subas, no subas... el castillo se caerá en cualquiero momento...'

Y lo sé, sé que solo son ilusiones, que mis alas se van a desvanecer cuando despierte, pero aunque solo sea en mi sueño, alcanzaré mi castillo.

¿Sabéis quién me espera allí?


Delirios sin nombre.

La nieve es blanca. Mis mejillas rojas.
La nieve está fría. Mis mejillas arden.
La blanca nieve fría cae sobre mis rojas mejillas ardientes.
Se derrite.

La capucha me molesta. Quiero que el frío dé de lleno en mi cara, que la nieve calme el calor de mi sedienta piel.

martes, 21 de diciembre de 2010

Qué curioso...

¡Curiosísimo!

No había pensado en que cortar la luz implica quedarse a oscuras...

¡Qué extraño, extrañísimo!

jueves, 16 de diciembre de 2010

Destellos de (des)esperanza.

Que sepas que no pienso borrar el corazón de mi agenda...



- Deja de soñar con príncipes chiflados.
- No me da la gana :P

Delirios utópicos.

¿Os habéis fijado en que siempre medimos la felicidad según las cosas que nos faltan, y no las que ya tenemos?

¿Te hace feliz ahora ese algo que llevabas intentando conseguir un siglo? Tal vez despertó algún destello de ilusión al principio, pero la monotonía se encargó de apaciguarlo tristemente.

El egoísmo nos arrastra cada día, el ansia... Creemos movernos por un deseo de superarnos a nosotros mismos, y en realidad lo único que queremos es más, y más. Más que ese, que tiene mejores notas; más que aquella, que es más guapa...

Pues bien, estoy cansada, así que me he planteado: ¿qué te falta?

Lo tengo todo, y seguro que tú también. ¿O acaso no estás mirando una pantalla de ordenador ahora mismo? Estás en tu casa, en tu silla, y qué demonios... ¡Estás leyendo! Llevas puesta ropa, y es muy posible que a tus padres se les oiga de fondo. Mañana irás a clase, y aprenderás algo inútil, que aumente tu narcisismo y tu vanidad. Verás a todos esos entes preocupados en sus necias nimiedades, y los odiarás por ser ajenos a tu absurda infelicidad.


Fin. Se acabó. Sí, se acabó la incoherente estulticia. Creo que ya es hora de mirarse en el espejo y dedicar una sonrisa a la imagen que te devuelve la mirada. Creo que ya es tiempo de sentirte bien con lo que tienes.

Y después de esto, lo que no espero es que tú hagas lo mismo. Porque para empezar yo no lo haré.

Porque sé que no eres infeliz porque tengas motivos para serlo, simplemente porque no los tienes para contentarte con ser feliz...

La felicidad realizada es tan tosca... Es burda y está totalmente desprovista de belleza.

La tristeza es preciosa. Monomanía perpetua y dulce, melancólica.

Aun así, lo que es verdaderamente hermoso, es la utopía... del mismo modo que ya no nos agrada una cosa que poseemos, no seríamos felices al realizar completamente nuestras aspiraciones. Ella es la que nos mueve realmente. Si no creyéramos en ella no creeríamos en nada.


Aunque... reconoceré, que lo más grandioso, sería que yo me equivocara, que la utopía fuera posible, y que la felicidad existiera. Me parece mucho más coherente creer en magia, que en la felicidad.


Y esto solo son mentiras, de un corazón desasogado, que en sus deliranzas oscuras desea creer en sí mismo. En otras palabras: rayadas mías.



Me quedo en mi utopía, prohibido molestar...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Ella.

Que tiene las pestañas tan largas de tanto regarlas.


Últimamente no hace otra cosa...

jueves, 2 de diciembre de 2010

Delirios musicales.

Y es increíble como la música es capaz de transportarnos a otros lugares, traernos recuerdos, momentos inolvidables...

Cómo esa canción me recuerda a ese diecinueve de agosto, en ese pueblo, tan cerca de esa montaña. Como arrancabas unos tenues acordes de esa guitarra negra y blanca, que apenas se oía y yo lo reconocí en cuanto empezaste a puntear, y como te miraba atónita, porque estabas tocando mi canción favorita de ese grupo, Metallica.

Y aún me pregunto como es posible que me sigas fascinando tantísimo, como después de toda la indiferencia, las lágrimas y cansada de tragar hormigón, sigo guardando los dibujos y todas las fotos. Como me sigo lamentando por todo.

Apolo, ojalá hubiera sido tu Dafne.


Y es curioso, todo lo que se me ocurre, como mis sentimientos se convulsionan y transmutan en una insulsa entrada de blog, solo con escuchar esa canción...





Life it seems will fade away....